Feto de Leonardo da Vinci

Hoy es el cumpleaños de Leonardo, sin duda uno de mis ídolos. Desde niña he leído sobre él, aprendí a escribir del revés para ser leído en un espejo.

Cuando trabajaba en mi último doctorado encontré unos datos fascinantes sobre su modo de trabajar y pensar, tan transversal y a la vez vertical que era casi imposible no VER las relaciones que nos unen, los lazos invisibles que nos ligan a otros seres a otras estructuras, los lazos que crean el paño de los arquetipos y que permiten deducir sin más, con total naturalidad hechos que la ciencia que no liga que no ve más allá que su tubo de ensayo, apenas vislumbra y cuando publican, alguien en el mundo dice: ¡claro! ¿es que no se habían dado cuenta? Solo es mirar en la dirección adecuada, sin miedo, a nada ni a nadie. Porque voces en contra siempre hubo, siempre hay. Intereses. Siempre hubo y siempre habrá, hay. Escépticos que no se dan cuenta que destruir por las buenas no es la manera, sino que una persona que investiga que intenta buscar respuestas es digna al menos de respeto. Aunque no pensemos igual o nuestro patrón de creencias o de lo que creemos que sabemos, choque con su verdad. Hay tantas verdades como personas en muchos ámbitos. Heisenberg nos lo enseñó. Por ello, gracias al escepticismo nos seguimos formulando preguntas, pero, hay que saber admitir respuestas, aunque a veces esas respuestas desgraciadamente o no llegan o no son lo que esperábamos

Volviendo a Leonardo…

Con los años me apasiona más su persona y siempre dije que me hubiera gustado vivir aquel tiempo de descubrimiento, vivir la pasión de entonces. Hoy los tiempos son igualmente difíciles, los espíritus inquietos y apasionados por saber, comprender y transmitir, por aplicar para la humanidad lo que se integra en la unidad cuerpo-mente, se encuentran con tremendas dificultades y gran soledad.

Un trabajo arduo de toda una vida no es valorado, solo unos pocos, aún así a veces en medio de la rabio y de la indignación queda el hecho de hacer por hacer, saber por saber, cumplir por cumplir, caminar trazando el destino que está dentro de uno. Con la convicción cierta de que lo que hacemos de algo servirá, en algún momento, a alguien. Con la seguridad de que si no seguirnos adelante aprendiendo, investigado, sabiendo, buscando, preguntando, nos morimos, nos asfixiamos en nosotros mismos.

El saber y el conocimiento, no dan sabiduría, pero la vida sí, y cuando se conjuga el resultado es explosivo. Imparable, invencible.

Nada ni nadie podrá parar tus sueños; no dejes, nunca, que te digan que algo no se puede hacer o llegar a ser. hay que ir a por ello, la nobleza de la tarea, la honradez de la obra abrirá los caminos. Quizá no aquí, pero hay otros mundos, otros universos.

Mis felicitaciones, Maestro, gracias por llegar a este mundo, y dejarnos todo tu trabajo, hecho con la simple razón de saber y compartir.

Dra. Nuria Lorite Ayán, 15 de abril de 2016

 

 

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