Detox

Todos podemos estar en contacto con diversas fuentes de toxicidad: alimentos, tejidos, aire, bebidas, agua de bebida, agua de océanos y ríos, fármacos, tabaco, alcohol, drogas, e incluso, vivencias tóxicas.

Evitar incorporar toxinas y favorecer su eliminación mediante un plan detox personalizado ayuda al bienestar global.

El exceso de toxinas en nuestro organismo puede afectar a varios órganos como:

  • Hígado.
  • Riñones.
  • Piel.
  • Mucosas, flora intestinal.
  • Pulmones.
  • Encías y dientes.
  • Ojos.
  • Pelo y uñas.
  • Sistema cardiovascular.
  • Sistema hormonal: tiroides, cortisol, gónadas…
  • Cerebro, nervios, neuronas.
  • Sistema linfático.
  • Huesos.

Un buen Plan Detox puede ayudarte a sentirte mejor, aliviar molestias inflamatorias, aliviar dolor crónico, ver mejor, pensar con claridad, controlar los desequilibrios hormonales, aliviar los síntomas de la menopausia, recuperar la libido, perder peso, tener más agilidad física… En general, todo el cuerpo se beneficia. 

Podemos ayudarte a preparar tu plan detox personalizado. Tenemos unas opciones de planes detox que te pueden interesar, y puedes elegir el que más de convenga: kits de Master Life Detox Soft, Detox Pro y Detox & Renew. Amplia la información de cada uno aquí.

 Si tienes dudas, nos puedes escribir, tenemos varias opciones de consulta. En el programa y podcast La Vida Biloba puedes encontrar también más información.

Las toxinas se pueden crear también en el organismo como consecuencia del metabolismo, pero el cuerpo dispone de sistemas para detoxificarnos. El problema llega cuando se satura el sistema de detoxificación. Un ejemplo sería un ataque agudo de gota: en este caso el organismo no es capaz de neutralizar el exceso de ácido úrico, y se acumulan cristales en las articulaciones provocando hinchazón, enrojecimiento y mucho dolor. El ácido úrico es tóxico para los músculos, y por ello, para el corazón, por eso el organismo dirige el exceso al lugar más lejano del corazón: el dedo gordo del pie. ¿Curioso, verdad?

Los alimentos pueden estar contaminados por microorganismos o parásitos y provocar enfermedades. No hablamos de este tipo de contaminación sino de la derivada del estilo de vida moderno, industrializado. Si bien es obvio que la higiene alimentaria a la hora de manipular, conservar y preparar los alimentos nos evitará enfermedades.

Los alimentos (incluyendo las bebidas( pueden incorporar una variedad de sustancias para procesarlos, hacerlos más duraderos, sabrosos, vistosos… todo ello es a base de aditivos que pueden generar alergias, además de otros problemas de salud. Si bien no todos los aditivos son de síntesis, cada vez un mayor número de personas tiene problemas con los aditivos. Por ejemplo, el glutamato que es un saborizante puede provocar mareos y vértigos; los sulfitos se relacionan con migrañas, jaquecas, alergias en la piel.

Los alimentos industriales o procesados, pueden incorporar nutrientes que no son tales como, por ejemplo, ácidos grasos hidrogenados o las grasas “trans” que no son asimiladas por nuestro organismo y producen daños importantes para el sistema cardio-circulatorio ya que aumentan los niveles de colesterol malo (LDL) y disminuyen los niveles de colesterol bueno (HDL), se forman acúmulos dentro de las arterias que dañan los vasos sanguíneos y pueden afectar directamente al corazón.

El contenido en metales pesados (plomo, mercurio, cadmio) de algunos alimentos afecta negativamente al sistema nervioso y a órganos sensibles deteriorando sus funciones e incluso originando afecciones degenerativas. Hoy día se sabe que situaciones de falta de concentración o las demencias pueden estar relacionadas con esta acumulación de metales pesados.

La contaminación ambiental implica al aire que respiramos, al agua que llega a nuestra mesa, a los animales y plantas, a las aguas de los ríos y océanos… todo ello finalmente acaba en nuestro organismo.

El aire contaminado no solo daña a los pulmones, también afecta indirectamente a la piel, a las mucosas intestinales, y puede crear una mayor sensibilidad ante posibles alérgenos, sustancias químicas diversas, inflamación leve pero crónica que modifica cómo responde el sistema inmunológico ante infecciones víricas o bacterianas. Los ojos, el pelo, los vasos sanguíneos, incluso la mucosa de la boca, se pueden dañar por la contaminación.

Sustancias presentes en materiales de construcción pueden entrar en contacto con nuestro organismo. Sabemos que el amianto está prohibido debido a los problemas de salud que ha generado.

Las aguas que riegan los campos, alimentan a los animales y a nosotros mismos pueden ser fuentes de contaminación y por ello, de enfermedad.

El problema con las partículas de microplásticos dispara las alertas pues ya se ha descubierto presencia de microplásticos en pescados que entran en la cadena alimentaria, y por tanto llegan a nuestro cuerpo y pueden estar en la sangre. Los microplásticos no parece que se eliminen, por lo que cabe esperar problemas serios sobre todo en los órganos más irrigados: músculos, hígado, riñones, cerebro, corazón.

La presencia de disruptivos hormonales como ftalatos, dioxinas, PVC en utensilios y juguetes puede puede alterar el sistema hormonal con consecuencias severas en el desarrollo físico y aspectos mentales, sobre todo en varones, tanto niños como adultos. Desgraciadamente, la regulación no es la misma en todos los países por lo que hemos de ser conocedores del problema y actuar en consecuencia..

La elevada carga tóxica que significa para el organismo la contaminación ambiental y alimentaria está detrás de muchas de las enfermedades que están aumentando considerablemente sobre todo aquellas que implican desequilibrios del sistema inmunológico, nervioso y hormonal/endocrino, aumentando los procesos inflamatorios y la defensa del tipo Th2 y disminuyendo la respuesta inmune activa Th2 frente a virus, bacterias, hongos, parásitos y células posiblemente oncológicas.

Estos desequilibrios se pueden observar en:

  • Afecciones relacionadas con hipersensibilidad de cualquier tipo, sensibilidad química múltiple.
  • Alergias.
  • Enfermedades autoinmunes, artritis, psoriasis.
  • Fibromialgia.
  • Síndrome de fatiga crónica.
  • Ansiedad, insomnio, falta de concentración, estrés aumentado, irritabilidad.
  • Alteraciones de la función tiroidea, tiroiditis autoinmune.
  • Alteración del equilibrio entre estrógenos y progesterona.
  • Infertilidad.
  • Masas y quistes.
  • Problemas de desarrollo físico y cognitivo.
  • Procesos crónicos y degenerativos.
  • Enfermedades oncológicas.

Los fármacos antidepresivos, ansiolíticos y los analgésicos son los más utilizados en todo el mundo por millones de personas a diario, El exceso de fármacos es un problema de salud mundial. Ya no sólo por la dependencia que genera a muchas personas, sino por el simple hecho de que esos fármacos son metabolizados en el organismo, principalmente por el hígado y pueden afectar a los riñones, corazón, vasos sanguíneos, etc. y por ello existen efectos secundarios a medio y largo plazo.

Estilo de vida detox

Las recomendaciones de estilo de vida saludable generales son:

  • Dieta limpia.
  • Hábitos saludables.
  • Abandonar los hábitos tóxicos.
  • Meditar.
  • Pensar si mantienes relaciones tóxicas.
  • Salir a la naturaleza.
  • Hacer ejercicio.
  • Dormir bien.
  • PLAN DETOX personalizado al menos dos veces al año.

Las fuentes de toxinas son muchas y difíciles de evitar, aunque cada día somos más conscientes, también ocurre que las legislaciones en los distintos países del mundo no van a la par y muchísimas personas están expuestas a niveles de contaminación elevadísimos.

Los sistemas detox para depurar el cuerpo existen desde hace siglos

Generalmente todas las tradiciones y culturas consideran dentro de sus cuidados del cuerpo algún tipo de técnicas de depuración. La básica es el cuidado de la dieta y la utilización de algunas plantas específicas con beneficios para los órganos de filtrado del cuerpo.

El hígado es un órgano de transformación, de detoxificación y almacenaje, todo un laboratorio con múltiples funciones. Los otros órganos más destacados que se apoyan en un plan detox son los riñones, el intestino y la flora intestinal, la piel y los pulmones, corazón, vasos sanguíneos, sistema neuronal, sistema linfático.

Los baños o saunas se conocen desde hace siglos, ¿verdad? Su beneficio proviene de la enorme capacidad de eliminación de toxinas que presenta la piel. La piel es el órgano más grande del cuerpo. En la piel hay glándulas que eliminar sudor (glándulas sudoríparas) y que eliminan grasa (glándulas sebáceas). Principalmente el organismo se limpia a través del sudor pero también a través de la grasa. Al ayudar a depurar con un plan detox, no sólo la piel queda más limpia y suave, también la sangre, y órganos internos se benefician. La piel está funcionalmente relacionada con los pulmones y los riñones, de hecho, se dice que “la piel es el tercer pulmón y el tercer riñón”.

También por ello es muy importante considerar qué sustancias y tejidos pones en contacto con tu piel.

La unidad funcional en donde trabaja un adecuado sistema detox se denomina “Sistema básico de Pischinger”.

Recuerda: Cuerpo limpio, mente clara

Cuerpo y mente no están separados, por ello, también la mente se beneficia de un plan detox, como decían los antiguos: Mens sana in corpore sano. Ahora sabemos que esto, no se refiere solo a hacer ejercicio físico, sino al cuerpo limpio. “Cuerpo limpio, mente clara”.

Cuando el cuerpo está limpio y el nivel de toxinas es mínimo, también los órganos de los sentidos se afinan, se aclaran, sobre todo aquellos sentidos que dependen especialmente del aporte de sangre y estado de los vasos sanguíneos como la vista. El cerebro y las funciones mentales se benefician del aporte de nutrientes que llega mediante una sangre limpia, los vasos sanguíneos están más elásticos y protegidos si no circulan por su luz sustancias que los dañen.

Un plan detox puede personalizarse para ti: dieta, complementos y plantas específicas… y renuévate por dentro, se notará por fuera.

En Biloba se trabaja con productos complementos nutricionales y herbales específicos con ingredientes de calidad máxima, control de fabricación GMP, exentos de contaminantes, legalmente etiquetados y formulados de modo especial para actuar sobre cuerpo y mente. Los extractos se eligen de modo concreto para facilitar absorción asegurando la alta biodisponibilidad.

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