Dr. Juan Antonio Abascal Ruiz

El doctor Juan Antonio Abascal Ruiz, de Zaragoza (España) falleció el 4 de enero de 2021 en su tierra natal. 

Recién estrenado el año, se fue una de las personas con la que más he podido compartir en los últimos años. 

Nos conocimos en la red LinkedIn. Recibí un mensaje suyo haciendo referencia de forma curiosa a como su forma de trabajar y la mía se podían complementar e integrar, así que quedamos para charlar y poner ideas en común. Desde aquel momento, fue una de las personas con la que he podido conseguir algo que no es fácil hoy día: unir en sinergia, sin egos, practicar la medicina integrativa con un gran beneficio para los pacientes y, más aún, para que las personas no se conviertan en pacientes.

Juan Antonio Abascal ha desarrollado una carrera brillante llena de aventuras y anécdotas, destacando no solo por su amplísimo conocimiento científico y de gestión de los recursos, sino por la pasión y forma peculiar clara y sencilla en la que transmitía, tanto en el ámbito profesional como en el divulgativo, la base eterna de la salud y el bienestar: la prevención, esa gran olvidada. 

Juan Antonio Abascal ha dedicado su vida al cuidado de la salud desde la raíz. No en vano fue honrado en 2019 con el Premio Nacional y Europeo en Medicina Preventiva.

Su visión del mundo, curtida por una vasta experiencia tanto en la sanidad pública como en la privada y fiel a sus ideales de servicio y generosidad, su sentido del humor en los momentos más surrealistas y su honestidad en la investigación y en el trato, traspasaban cualquier conversación o entrevista.

Mi agradecimiento público

Juntos preparábamos un apoyo de tratamiento en diversas afecciones crónicas complejas, que implican la microbiota y el universo intestinal, y ciertos microorganismos extra-intestinales. “Eso que tú sabes”, me decía, “complementa los fallos que hay en el sistema”.

Con el estallido del nuevo coronavirus, desde el principio compartimos información e ideas. A primeros de marzo fue el primero en escuchar con paciencia todos los datos que  yo había ido compilando respecto al nuevo SARS-CoV-2 con una visión integrativa y en apoyarme en el hallazgo que había realizado en relación con una vacuna para la prevención y contención de COVID-19, la nueva enfermedad a la que nos enfrentábamos. 

Le debo a la generosidad de Juan Antonio Abascal la posibilidad de conocer a otras personas maravillosas, entre ellas a Sofía Moreno y al investigador Alberto J. Schuhmacher, quien se involucró en que la propuesta basada en ese hallazgo se pudiera presentar y fuera aceptada para iniciar los trámites para ensayos en el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS Aragón) en España.

Quiero hacer llegar un sentido abrazo a su familia y amigos, me uno a ellos en el corazón. Extiendo este sentimiento a todos sus colaboradores, alumnos y pacientes quienes, con toda certeza, sienten la pérdida de alguien tan excepcional.

Un poquito huérfanos nos hemos quedado sin él.

Dra. Nuria Lorite-Ayán

7 de enero de 2021

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